Son tantos los
alimentos de alma
Una anécdota refiere que un día a la hora
del almuerzo, la mamá de Andrés Bello lo llamó a la mesa, para que comiera, y
que él le respondió en seguida voy, primero estoy
alimentando el alma, estoy leyendo…
En Mérida me daba clases de Latín I
Ovidio, un profesor amigo, algunas veces me invitaba a almorzar con él, nos
íbamos caminando desde la
Escuela de Letras hasta un sencillo restaurante cercano, y su
comida era frugal, terminábamos tomando sendos guayoyos, mientras él decía que
comer en abundancia no le permitía pensar con claridad, él era un acucioso
lector y un sin par profesor…
Cuando rezamos, decimos Danos hoy el pan nuestro de cada día, con
lo cual entiendo que pedimos el sustento suficiente, no en abundancia, y sí,
nos viene bien comer sin exceso… Y por el pan de cada día elevamos oración de
agradecimiento a Dios…
Ahora volvamos a la idea de Andrés Bello, porque
alimentamos el alma con paseos contemplando el paisaje, si miramos lindas
películas, amando gratamente el estudio, y tiene buen sentido la vida, si la
labor que hacemos es provechosa para la gente y nos brinda satisfacciones, son
tantos los alimentos de alma, y los primeros son amor y fe en Dios, y la música
con su lenguaje universal, y alguna letra de una canción que nos mueve las
fibras de pensamientos y sentimientos, sí, alimentemos el alma con palabras y
acciones buenas, cuán grato es sembrar y luego regalarse con perfumes y colores
de las flores, o paladear el dulce sabor de una fruta, no sabríamos enumerar
los alimentos de alma, y la escritura es pintura maravillosa de pensamientos y
sentimientos de hombres, mujeres y niños, sí, también la escritura es música
divina de alma…