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viernes, 24 de enero de 2014

Sin lujo ni presunciones



Sin lujo ni presunciones

     Hace casi dos años estábamos visitando a mi hijo Adelfo Antonio en San Cristóbal, ya casi estábamos de regreso, cuando me llamó mi comadre, que vive frente a nuestra casa en Calabozo, para decirme que se habían metido en la pasada noche en la casa, nos fuimos de regreso, y se habían llevado dos televisores y dos chinchorros, y dejaron todo hecho un desorden, parece que buscaban dinero y joyas; yo vivo del sueldo de profesor que me paga quincenalmente la Universidad Rómulo Gallegos, mi mujer hace siete años se graduó de Licenciada en Educación Integral y todavía no le dan trabajo, por lo demás no somos amigos del lujo ni de las presunciones, además hace dos años no me pagan la pensión, porque no me han desincorporado del Ministerio de Educación, y la Universidad me descuenta el Seguro Social, pero no aparece registrada, porque no puedo tener dos patronos, lo cierto es que tengo mil quinientos cotizaciones…
     Ahora bien, nosotros tratamos de vivir sin exceso de consumo, adquirimos solo las cosas necesarias para una existencia digna, creemos que los verdaderos tesoros son la salud, el amor y la bondad, y otro tesoro que cuido diariamente son las plantas medicinales, frutales y florales que tengo sembradas en los patios de la casa, y esos tesoros no valen nada para los que buscan apropiarse indebidamente de las cosas de los demás…
     Ahora mismo terminé de regar las plantas, y mientras esto hacía caían algunos mangos, algunos bachacos se subían a mis piernas, y yo los desprendía con el chorro de agua de la manguera, y estoy sentado escribiendo al compás de variados pájaros que llegan hasta el frescor de las plantas de los patios, y los tucusitos se balancean en el aire, volando de flor en flor y libando el sabroso y odorífero néctar…