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jueves, 27 de junio de 2013

Quizás uno de los más tristes castigos es el olvido


Quizás uno de los más tristes castigos es el olvido

     Limosneros, pordioseros, mendigos, así decimos a las personas que sobreviven de las dádivas… Algunos se abstienen de darles, se escudan en tantas razones o sinrazones que esgrimen para sí mismos y ante los demás… Y son tantas las circunstancias que rodean a estos necesitados de techo, abrigo, alimentación, salud y atenciones, y abundan los miserables que hacen negocios con la miseria de algunos mendigos… Decimos que hay de todo en la viña del Señor, socorramos a los mendigos, y condenemos a los miserables que usan a algún mendigo para lucrarse...  Son tantos los castigos, y quizás uno de los más tristes castigos es el olvido, y por eso pienso que Dios probablemente relega al más remoto olvido a los miserables que se valen de algún mendigo…
     Y pienso que Dios quiera y nunca nos veamos en la condición de mendigar amor, porque si lo hacemos, andamos en la miseria de la confusión, porque el amor quien lo lleva, lo da… El amor prodiga salud, prosperidad al alma, y se da sin medida…
     Ruego porque admiremos y cuidemos cada forma de vida y porque demos en silencio de amor… Una mirada de amor alumbra noches sin luna, una palabra de amor alienta, cura y salva, y es porque el amor anda sobre el mar y en lo más profundo de sus aguas, habita en las multitudes y en la más apartada soledad… En definitiva, mientras no llegamos al amor, vamos de tropiezo en tropiezo, de equivocación en equivocación, y si andamos en el mundo de los conocimientos librescos, nos parece bien, pero solo huele y sabe a miel, si tales conocimientos los acompañamos con amor infinito de Dios…