Los ojales eran mi
especialidad
Yo trabajaba en la sastrería La Nacional con unos
italianos, y una tarde por primera vez me mandaron a comprar unos cafés fríos,
me extrañé y pregunté cómo era eso, y Piero me dijo anda, allá saben, y me dirigí hasta la cafetería en la calle 6,
entre carreras 11 y 12, y le pedí al dependiente 4 cafés fríos, él los coló en
la máquina Gaggia, le echó azúcar y a cada vasito de café le colocó un cubito
de hielo, y cada tarde calurosa me mandaban a comprar cafés fríos, pero en la
cafetería había un salón grande, donde estaban ubicadas mesas de pool y de
billar, y antes de comprar los cafés yo me quedaba a mirar jugando pool o
billar, me gustaba mirar cómo realizaban las carambolas, el empleo de las bandas,
y cómo hacían girar y retroceder las bolas, y algunos hacían varias carambolas
seguidas, observaba cómo le untaban tiza a los tacos, algunas jugadas
necesitaban que el jugador se pasara el taco detrás de la espalda, y en jugadas
donde la bola quedaba retirada debían usar el burro, los que perdían, pagaban
el costo del tiempo de la jugada y había jugadores que apostaban dinero…Ahí
también vendían y sellaban cuadros de caballos, mi papá y mi hermana me
mandaban a sellarle los cuadros los sábados temprano en la noche, y ahí se me
iba el tiempo mirando jugar pool o billar, y como me tardaba bastante, cuando
llegaba a casa mi papá me regañaba, y me preguntaba por qué me había tardado
tanto…
La vieja casa donde funcionaba la
sastrería, ya no está, la tumbaron, construyeron un edificio de tiendas, y el
viejo caserón donde estaban la cafetería y el salón de pool y de billar,
tampoco está, lo tumbaron y edificaron unos locales comerciales; pero a veces
en casa, cuando hace bastante calor y mi mujer me da un guayoyo caliente, le
agrego un cubito de hielo, la primera vez que lo hice, se sorprendió, lo probó
y le agradó, como a mí también me gusta, sobre todo porque recuerdo con alegría
aquellos tiempos, cuando en la sastrería yo cosía a mano o a máquina, y cuando
cosía a mano, en la sastrería decían que los ojales eran mi especialidad…