Los malos momentos
mejor es olvidarlos
Genny y yo vivimos innumerables momentos
buenos, allá en Mérida perseguíamos atardeceres, nos desplazábamos poco a poco
en el carro desde Mérida hasta La
Parroquia , y a orillas del Chama nos deteníamos, nos
bajábamos del carro y ahí nos estábamos hasta cuando se ocultaba el sol, era
Licenciada en Educación Mención Ciencias Biológicas, y trabajábamos en el mismo
colegio, y estaba estudiando Bioanálisis, cuando se graduó, nos vinimos a
Calabozo; también íbamos a diario al cine, no importaba el título de la
película, solo entrábamos…
Aquí en Calabozo tuvimos dos hijos, Jairo
y Javier, pero al tiempo Genny y yo nos divorciamos, y Jairo y Javier ahora son
médicos… La primera galantería fue cuando le dije que tenía las cejas muy
lindas, y un día fuimos a almorzar a un restaurante en Mérida y me bajé a abrir
la puerta del carro, para que se bajara, me dijo que eso le gustaba mucho, que
fuera un caballero en atenciones, y ese día me regaló El amor en los tiempos del cólera, con portada amarilla que sirve
de fondo para el barco de vapor, donde el autor Gabriel García Márquez embarca
a Fermina Daza y a Florentino Ariza, y ahí todavía singulares enamorados siguen
surcando las aguas del Magdalena…
Con el paso de los años se nos fue el buen
afecto mutuo, discutíamos, nos decíamos irrespetos, y no estaba bien, y ella
aprovechaba esos momentos para recordar todas mis equivocaciones pasadas, yo la
escuchaba y le decía no recuerdes los
malos momentos, guarda y recuerda los momentos buenos que has tenido conmigo,
los malos momentos mejor es olvidarlos…