Las culpas
En una parte de una oración dice Señor, he faltado mucho en pensamiento,
palabra, obra y omisión; y no pasa mucho rato, cuando estamos reincidiendo
en faltas… Nosotros buscamos evadir nuestras faltas, y siempre conseguimos a
quien culpar de nuestras faltas, y llegamos al colmo de culpar a Dios y de
reclamarle… En la vida encontramos a mujer o muchacha comprometida con hombre o
joven, y Dios le presenta mensajes como el que vaya hasta la casa del
pretendiente, y ahí mire y presencie que este trata mal de palabra y de obra a
la mamá, y no obstante la mujer o muchacha persiste en el compromiso, y se
casan, y desde el primer día es maltratada de palabra o hecho por el marido, y
escuchamos decir a la mujer o muchacha que Dios tuvo la culpa y hasta le
reclaman diciendo ¿por qué Dios me
merezco esto?, porque olvida que a veces Dios quiere que no hagamos algo, y
lo hacemos, o también hay veces, cuando Dios quiere que hagamos algo y no lo
hacemos, si somos honestos y sinceros nos daremos cuenta de que la falta es
solo culpa nuestra…
La mejor forma de andar en la vida es
intentando no cometer faltas o equivocaciones, cosa muy difícil lo admitimos,
porque nos encontramos con cada circunstancia cotidiana, para la que no
estábamos prevenidos y por enojo, desesperación, impaciencia, o incomprensión
nos equivocamos, y cometemos faltas… Si en todo momento tuviéramos presentes
palabras y obras de amor, andaríamos preparados para dar buena respuesta a cada
situación fea, desagradable o difícil, porque el amor que se molesta, pero no
llega a la ira; solo el amor nos hace iguales en medio de nuestras diferencias;
el amor comprende y no juzga, sí, el amor es el antídoto a todo lo que no se
corresponde con el bien, es la salida sana y amable, y todo ello sin dejar de reconocer en ningún
instante que somos seres humanos, y por ende somos frágiles y falibles…