La tierra que más quiero
Hoy
cantaré
con emoción
a Calabozo,
la tierra que más quiero…
Cuando estudiaba primaria, la maestra
Ermila Camacho nos premió con un viaje de excursión, la fecha elegida fue el
doce de febrero, estuvimos en La
Victoria, San Mateo, Parque Agustín Codazzi, y en San Juan de
los Morros visitamos las aguas termales, el Monumento a la Bandera y el San Juanote,
y cuando veníamos de regreso y pasábamos por el puente de la represa del río
Guárico empezaron a cantar la canción que comienza con las letras iniciales de
esta página, y sentí tanta alegría escuchando por primera vez y acompañando con
mi voz ese canto, y en cada ocasión que la escucho, recuerdo el momento que
describo, y también si alguien se acompaña de cuatro o guitarra le pregunto, si
se sabe esa canción, y si la interpreta y la canta me lleno de tantas emociones
juntas…
Los hombres y mujeres cantamos dolores o
alegrías, y en su momento expresamos emociones, en esta canción le cantamos a
la tierra, y afortunados los que sabemos amar el pedazo de suelo donde nacimos,
porque debemos ser amantes del planeta Tierra, pero sobre todo debemos amar con
alegría el sitio donde abrimos los ojos por primera vez…
Yo no canto para los demás, porque no
tengo voz armónica, pero me canto y disfruto, y para mí no desentono, me
inspiro, me colmo de lindos recuerdos, y me doy un buen rato de brindis en
amores…
Y canto con alegría, con sentimiento y con
emoción a mi Calabozo, Tierra de Dios, porque es la que más quiero, y por los
quiero y amo, y estas letras cotidianas son mi voz y canto…
