La conquista
por la espada
y por la
prédica misionera dizque civilizadora
Comienzo
con líneas entresacadas del libro Los
conquistadores y su lengua, del
filólogo Ángel Rosenblat, y a partir de la página 91 y siguientes, Ediciones de
la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1977, vamos a ir leyendo
con interpolaciones, aclaratorias y cambio de la palabra español por castellano
que son de mi responsabilidad, de cómo este autor nos señala la manera cómo el
castellano nos fue impuesto por la Iglesia y por los conquistadores armados desde
los primeros días de Cristóbal Colón y de los que con él vinieron y siguieron
viniendo en años y siglos sucesivos, y así empezamos a ojear a Rosenblat
Ya en la isla de Guanahaní, el 14 de
octubre, tomó Cistóbal Colón por fuerza, siete indios, con el propósito de
llevarlos a Castilla y hacerles –dice- deprender nuestra fabla, de aprender nuestra habla. También
en Cuba cogió prisioneros –cinco indios- porque aprendieran nuestra lengua
–dice el 12 de noviembre-…
El
castellano era el instrumento general de
la catequización. Y la hispanización significó la desaparición del indio
antillano. La diversidad de lenguas indígenas favoreció la imposición del
castellano, como única lengua general.
La conquista implicó la hispanización. La
lengua es compañera del Imperio. La conquista tenía en última instancia solo
una justificación religiosa, cuyo fin supremo: extirpar la idolatría, convertir
a los indios al cristianismo.
La
lengua castellana está impuesta en toda
Hispanoamérica, aunque quedan pueblos, algunos muy grandes que conservan las viejas
lenguas indígenas…
Así, desde 1492 hasta hoy asistimos, por
todas las vías, a una progresiva hispanización…
Y el
trasnochado Colón comenzó por llamar indios a estos pobladores de estas tierras
tan distantes de la India, y su confusión la mantuvo hasta el último día de su
existencia, en el año 1506 en Valladolid, porque nunca se dio cuenta de que
había llegado a unas tierras amplísimas, que quizás en lengua quechua pachamama, madre tierra, podía ser el
nombre que le daban sus naturales pobladores aborígenes, ya que la idea de
Colón era demostrar que la tierra era redonda y que por esa vía marítima se
podía llegar a las Indias occidentales.
Podemos
afirmar que de las lenguas originarias de esta pachamama, madre tierra, que en la mitología quechua todavía hoy
día pervive como deidad de pueblos aborígenes del noroeste argentino y del altiplano
peruano-boliviano, solo encontramos muestras de tales lenguas en el vocabulario
que usamos, y en la mayoría de los casos ignoramos su natural procedencia
aborigen; y así pues en este continente que en fecha posterior a 1492,
exactamente el 25 de abril de 1507, se le va a empezar a llamar América, nos
vamos a encontrar con palabras de auténtica raíz de preconquista, entonces
enterémonos que son de la lengua taína, Santo Domingo y Puerto Rico, canoa, cacique, bohío, maíz, batata, carey,
naguas o enaguas, sabana, nigua, guacamayo, tabaco, tiburón, yuca, hamaca;
del caribe usamos, caimán, caníbal, loro,
piragua, butaca; del nahua tenemos, aguacate,
cacahuete, cacao, chocolate, hule, petate, nopal, petaca, jícara, tiza, tomate,
del quechua, alpaca, vicuña, guano,
cóndor, mate, papa, pampa, carpa; del guaraní, mandioca, ombú; del arahuaco, ají, iguana; del nahua, guajolote, sinsonte, del quechua, china, chacra, choclo; del guaraní, tucán, ñandú, yaguaré, tapera; del araucano, malón…
Concluyo diciendo que los pueblos aborígenes de esta pachamama, ahora América, fueron
aniquilados en su gran mayoría por el imperio de la conquista armada de España,
y que sus lenguas y creencias originarias igualmente fueron desplazadas y
sustituidas por la lengua castellana y por la religión católica, que va en
clara oposición a los dictados de Jesucristo que se basa en el amor a cada uno
de los seres humanos de este mundo; fue en resumen la imposición de la espada y
de la prédica misionera dizque civilizadora…
Adelfo Morillo