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jueves, 24 de enero de 2013


Jesucristo

          “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos…
     Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados…
     Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra…
     Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados…
     Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia…
     Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios…
     Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos…
     Bienaventurados son cuando los insulten y persigan, y digan de ustedes todo mal por mi causa, mintiendo…
     Gocen y alégrense, porque su recompensa es grande en el cielo, que así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes…
     Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres…
     Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede esconder…
     Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una caja, sino sobre el candelero, y así alumbra a todos los que están en casa…
     Así alumbre su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas, y glorifiquen al Padre que está en el cielo…
     No piensen que he venido para abolir la Ley de los Profetas. No he venido a invalidar, sino a cumplir…
     Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perecerá, sin que todo se cumpla…
     Por lo tanto, el que viole uno de esos Mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será en el reino de los cielos…
     Porque les digo, que si su justicia no es mayor que la de los escribas y los fariseos, no entrarán en el reino de los cielos…
     Oyeron que fue dicho a los antiguos: No matarás. El que mata será culpado del juicio…
     Pero yo les digo, cualquiera que se enoje con su hermano, será culpado del juicio. Cualquiera que diga a su hermano: “Imbécil”, será culpado ante el sanedrín. Y cualquiera que le diga: “Fatuo”, estará en peligro del fuego del infierno…
     Por tanto, si al llevar tu ofrenda al altar, te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, y ve a reconciliarte primero con tu hermano. Entonces vuelve y ofrece tu ofrenda…
     Reconcíliate pronto con tu adversario mientras estás con él en el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al guardia, y seas echado en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí, hasta que no pagues el último centavo…
     Oyeron que les dijeron: “No cometerás adulterio.”
     Pero yo les digo, el que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón…
     Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti. Es mejor que pierdas uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno…
     También fue dicho: Cualquiera que se divorcia de su esposa, déle carta de divorcio. Pero yo les digo, el que se divorcia de su esposa, a no ser por fornicación, la expone a cometer adulterio. Y el que se casa con la divorciada, comete adulterio…
     No jurarás en falso, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. No jures en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios…Sino que tu “sí” sea “sí”, y tu “no” sea “no”. Lo que pasa de esto procede del maligno…”


Parte de la doctrina de Jesús… Escrita por Mateo poco antes del año 70 d. C.