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jueves, 27 de junio de 2013

Esta sutil ingravidez


Esta sutil ingravidez

     Todos necesitamos nuestros espacios y momentos de soledad… Y los creadores realizan sus partos en soledad, pero es una soledad que alimenta y da de beber, porque mientras los hacedores moldean sus creaciones, vencen sueños, fatigas, dolores o angustias, se mueven en un mundo de ilusiones, luces y pasiones… Pensemos en el músico que nos gusta, quizás vivió privaciones, prohibiciones, y pudo sufrir hambre y hasta encarcelamientos, asimismo pudo acontecer con pintores, escultores o escritores, y en esos lugares y momentos de extremas urgencias sufrieron otra faceta de soledad, porque como seres humanos en la enfermedad o cualquiera otra precariedad se vieron a solas pensando y sintiendo que cada día podía ser el último de sus existencias…
     Tengamos presente que también hay personas que hablan mal de todo y de todos y se comportan mal en acciones innobles, bajas y muy feas, por lo cual la gente las relega a la fría y triste soledad, sabemos que sí existe casos así, pero roguemos porque nunca hablemos ni hagamos actos de fea naturaleza, para que no lleguemos a sufrir por parte de los demás una oscura soledad…
     Entonces expresemos sonrisas por la soledad, donde abren flores en silencio, y si alguna vez nos ha sorprendido encontrarnos con esas flores silvestres, mantengamos recuerdos permanentes de tal manifestación de belleza natural…Reconozco que varias veces me he encontrado con diversos momentos de buena soledad, y ahora quiero contar que alguna mariposita en distintas ocasiones ha llegado a posarse en mí, y se me ha quedado sobre la camisa o franela, sobre el pantalón, en la pierna, en el brazo o en el pelo, y si he caminado  ha seguido conmigo, y esta sutil ingravidez hace que me sienta tan pequeño y frágil como el aliento que nos prodiga alma…