Esta sutil ingravidez
Todos necesitamos nuestros espacios y
momentos de soledad… Y los creadores realizan sus partos en soledad, pero es
una soledad que alimenta y da de beber, porque mientras los hacedores moldean
sus creaciones, vencen sueños, fatigas, dolores o angustias, se mueven en un
mundo de ilusiones, luces y pasiones… Pensemos en el músico que nos gusta,
quizás vivió privaciones, prohibiciones, y pudo sufrir hambre y hasta
encarcelamientos, asimismo pudo acontecer con pintores, escultores o
escritores, y en esos lugares y momentos de extremas urgencias sufrieron otra
faceta de soledad, porque como seres humanos en la enfermedad o cualquiera otra
precariedad se vieron a solas pensando y sintiendo que cada día podía ser el
último de sus existencias…
Tengamos presente que también hay personas
que hablan mal de todo y de todos y se comportan mal en acciones innobles,
bajas y muy feas, por lo cual la gente las relega a la fría y triste soledad,
sabemos que sí existe casos así, pero roguemos porque nunca hablemos ni hagamos
actos de fea naturaleza, para que no lleguemos a sufrir por parte de los demás
una oscura soledad…
Entonces expresemos sonrisas por la
soledad, donde abren flores en silencio, y si alguna vez nos ha sorprendido encontrarnos
con esas flores silvestres, mantengamos recuerdos permanentes de tal
manifestación de belleza natural…Reconozco que varias veces me he encontrado
con diversos momentos de buena soledad, y ahora quiero contar que alguna
mariposita en distintas ocasiones ha llegado a posarse en mí, y se me ha
quedado sobre la camisa o franela, sobre el pantalón, en la pierna, en el brazo
o en el pelo, y si he caminado ha
seguido conmigo, y esta sutil ingravidez hace que me sienta tan pequeño y
frágil como el aliento que nos prodiga alma…