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miércoles, 20 de mayo de 2015

El poeta Caedmon

 El poeta Caedmon


      Jorge Luis Borges, con colaboración de Delia Ingenieros, publica el libro Antiguas literaturas germánicas, en el año 1951, y el 19 de junio de 1987 en Mérida, Venezuela, María Herminia me regala el ejemplar que ella estaba leyendo, y hoy les doy unas líneas de lo que ahí escribe Borges con título

El poeta Caedmon

        …la curiosa historia de Caedmon, tal como la refiere Beda el Venerable en el cuarto libro de su Historia Eclesiástica:
      En el monasterio de la abadesa Hild de Streoneshalh hubo un hermano distinguido y honrado por la gracia divina, porque solía hacer canciones que inclinaban a la piedad y a la religión. Todo lo que aprendía de hombres versados en las sagradas escrituras lo vertía en lenguaje poético con la mayor dulzura y fervor. El ejercicio del canto no le había sido enseñado por los hombres o por medios humanos; había recibido ayuda divina y su facultad de cantar procedía directamente de Dios. Una vez durmió y en su sueño vio a un hombre que le ordenó: Caedmon, cántame alguna cosa. Caedmon contestó y dijo: No sé cantar. El que le habló le dijo: Cantarás. Entonces dijo Caedmon: ¿Qué cantaré? La respuesta fue: Cántame el origen de todas las cosas. Caedmon en seguida cantó versos y palabras que no había oído nunca: Alabemos ahora al guardián del reino celestial, el poder del Creador y el consejo de su mente, las obras del glorioso Padre; cómo Él, Dios eterno, originó cada maravilla. Hizo primero el cielo como techo para los hijos de la tierra; luego hizo, todopoderoso, la tierra para dar un suelo a los hombres. Cantó la creación del mundo, el origen del hombre, toda la historia de Israel, el éxodo de Egipto y la entrada en la tierra prometida, la encarnación, pasión y resurrección de Cristo, su ascensión al cielo, la llegada del Espíritu Santo y la enseñanza de los apóstoles. También cantó el terror del Juicio Final, los horrores del infierno y las bienaventuranzas del cielo. El historiador Beda agrega que Caedmon, años después, profetizó la hora en que iba a morir y la esperó durmiendo. Dios, o un ángel de Dios, le había enseñado a cantar; nada podía temer Caedmon…