El más alto grado de
Historiador
En el acto de grado de la primera
promoción de Licenciados en Educación, en Calabozo, el Rector Federico Brito
Figueroa en un momento de su discurso habló de Gallegos y de la novela Doña Bárbara, y de pronto preguntó si alguien del público
recordaba las palabras finales de esa novela, después de un momento de espera
yo me levanté de mi asiento y dije tierra
de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera… Después
del acto la Decana
de Educación, Cecilia, me invitó para acompañar a cenar al Rector, ahí se
enteró de que yo era el profesor que dijo la cita de Doña Bárbara, él estuvo hablando conmigo de aspectos académicos, y
pocos días después fui sorprendido, cuando me designó Decano del Área de
Educación, y en la mañana antes de juramentarme en el Consejo Universitario, me
recibió en el Rectorado, me preguntó de que filiación política era yo, le
respondí que yo me debía a la política institucional universitaria, me dijo que
eso le alegraba… Meses después el Rector me confesó de la cantidad de gente que
fue a llevarle chismes de mí, hasta el día cuando él les dijo que se ocuparan
de sus asuntos, que yo era un profesor que me entregaba con amor y dedicación a
mis responsabilidades universitarias, y terminó diciéndome que lo considerara
mi amigo, y así fue hasta el día, cuando lo miré por última vez en su
apartamento en San Juan de los Morros…
Brito Figueroa fue un venezolano con
el más alto grado de Historiador, su
obra escrita muestra la visión del estudioso a tiempo completo, y el poco
tiempo que compartí con él, me sirvió para orientar mejor mi visión de mundo y
de estudio… Brito Figueroa discernía con claridad, desbrozaba confusiones con
sencillez de hombre del mejor intelecto…
Escribo sin nostalgia momentos que pude
atesorar junto al hombre que se equivocaba, pero lo conocí pleno de buena
voluntad y de sorprendente entusiasmo por la universidad, el país y la vida…