El hilo intangible del
amor
Cuando tenía dieciocho años una noche
estaba acostado en mi chinchorro, y me sorprende que una prima –le decíamos la Nena- se me acuesta por un
lado, y empieza a buscarme para que la posea, me molesté con ella y le dije que
se bajara del chinchorro y se fuera de mi cuarto, ella se resistía y creía que
yo no lo decía en serio, pero finalmente se fue…
Al día siguiente me buscó Miguel que
trabajaba de chofer en la florería de mi hermana mayor, y apenas me subí a la
camioneta, me dijo que la Nena
andaba diciendo que a mí no me gustaban las mujeres, y yo respondí que ella podía
decir lo que quisiera, que si no quise tener un rato de sexo con ella, es
porque sencillamente a mí ella no me gusta…
La mujer es un ser lindo, por el solo
hecho de ser mujer… Una mirada de mujer dice distintas cosas, son diversos los
mensajes que se desprenden de una mirada de mujer: coquetería, súplica,
arrebato, sensualidad, perdón, amabilidad, paz, amistad, ternura o amor… El
andar de mujer enamora, cautiva, tranquiliza, despierta admiración en hombres y
otras mujeres, y cuando se trata de la mujer que nos lleva al amor, si no nos
corresponde, nos llena de angustia, y si atiende a nuestro afecto, nos sentimos en la cima de la mayor alegría
que nos depara la vida…
Tengo doce hijos, diez son adultos
profesionales o desempeñan un oficio, y los dos menores, Fabio estudia
bachillerato y Cristina está en primaria, y me acuerdo de mi prima la Nena , sonrío y me pregunto en
dónde estará y que hará en la vida, y ahora tengo más claro todavía la
diferencia que hay entre tener momentos de sexo con alguien, y el estar con la
persona que amamos, porque nos comprende en nuestros desaciertos, y a la que
comprendemos en sus desatinos, y es que lo importante es que nos mantiene el
hilo intangible pero irrompible del amor que damos o recibimos sin medida…