Como forma de
experiencia educativa
Estas líneas las escribo
con intención de aguijonear o estimular algunos espíritus dormidos en el ámbito
de la educación en Venezuela, y para ello voy a sustentarme en el nombre del
maestro Simón Carreño Rodríguez, conocido como Simón Rodríguez, Maestro de
Escuela de Primeras Letras en Caracas (1791)… Simón Rodríguez en una carta
fechada en Guayaquil, Ecuador, enero de 1825, le escribe a Bolívar que ha
vuelto a América, porque en tales momentos se habla de hacer gente nueva para
nuevas Repúblicas… Ahora bien, a este dos mil dieciséis son casi doscientos
años, desde aquel enero de mil ochocientos veinticinco, y perdemos el número de
gentes nuevas que han nacido y que han perecido en todo ese tiempo, y para
estos días cuando la política del país viene de pasar por distintos gobiernos,
nos preguntamos ¿de cuál gente nueva y de cuál nueva República hablamos? Cada
vez que una mujer pare, trae una nueva criatura a esta tierra, mas esa nueva
criatura y tantas otras más necesitan en primer lugar de un padre y de una
madre que le garanticen todos sus derechos, vida digna con salud, vivienda,
protección, educación en un hogar en calidez de amor; y luego que en la
convivencia familiar haya respeto y comunicación, y luego en su desarrollo en
la escuela reciba orientaciones en valores para el servicio del bien común; si
de estos escenarios de hogar y escuela se cumple un proceso de formación en
cualidades humanas sinceras en palabras y en acciones, entonces podemos hablar
de nueva gente, para una nueva República… Quiero hacer abstracción de tantas
cosas que vemos en nuestra realidad actual, que contradicen el deber ser del
hogar y de la escuela¸ y hago un ejercicio de buena fe, y tomo la bandera de la
confianza de que el gobierno cualquiera sea asume el plan de país por encima de
tantas cosas individuales, pequeñas y mezquinas, y entonces con voluntad
política continua, trascendente y nacional, proyecta un plan de país por los
tiempos venideros, y que la clase política se comprometa a continuar sin
interrupciones de ningún tipo; cuando esto se dé en nuestras clases dirigentes,
estaremos dando inicio a una auténtica visión de pertenencia y de querencia por
nuestra tierra, porque andaremos mostrando comportamientos de nueva gente
educada, de nueva gente instruida para el plan de nueva República, en donde
cada sitio y cada momento lo construimos individuos en colectivos…
Quiero creer que estas
líneas pueden ser un campanazo de real posibilidad en la idea plasmada por
Simón Rodríguez en 1825, a nueve años del bicentenario… Y a partir de esta
fecha en los presentes momentos el gobierno y los gobiernos que han de
sucederse en el plan de educación a las escuelas las dote de todos los
requerimientos necesarios, incluidos alimentación escolar y seguridad en los
planteles durante los 365 o 366 días del año, si fuere bisiesto como este 2016,
a los docentes les asigna las condiciones dignas para llevar a cabalidad su
labor, esto se traduce en vivienda propia, en salarios suficientes para cubrir
las necesidades básicas más vacaciones y recreación, y que el binomio hogar y
escuela se intercomunique, en códigos de reciprocidad y buen entendimiento;
quiero creer en estas visiones de clases políticas dirigentes que por sobre
todas las dificultades anteponen idea, conciencia y sentir de país, y eso es
amar la patria, pensar la patria y crear y mantener sentimientos de patria...
Solo así estamos en sintonía con Simón Rodríguez que ha vuelto a América,
porque ahora en estos momentos se habla y se trabaja para nueva gente y por
nueva gente para una nueva República…
Adelfo Morillo