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jueves, 25 de febrero de 2016

Como forma de experiencia educativa


Como forma de experiencia educativa
                                                      
       Estas líneas las escribo con intención de aguijonear o estimular algunos espíritus dormidos en el ámbito de la educación en Venezuela, y para ello voy a sustentarme en el nombre del maestro Simón Carreño Rodríguez, conocido como Simón Rodríguez, Maestro de Escuela de Primeras Letras en Caracas (1791)… Simón Rodríguez en una carta fechada en Guayaquil, Ecuador, enero de 1825, le escribe a Bolívar que ha vuelto a América, porque en tales momentos se habla de hacer gente nueva para nuevas Repúblicas… Ahora bien, a este dos mil dieciséis son casi doscientos años, desde aquel enero de mil ochocientos veinticinco, y perdemos el número de gentes nuevas que han nacido y que han perecido en todo ese tiempo, y para estos días cuando la política del país viene de pasar por distintos gobiernos, nos preguntamos ¿de cuál gente nueva y de cuál nueva República hablamos? Cada vez que una mujer pare, trae una nueva criatura a esta tierra, mas esa nueva criatura y tantas otras más necesitan en primer lugar de un padre y de una madre que le garanticen todos sus derechos, vida digna con salud, vivienda, protección, educación en un hogar en calidez de amor; y luego que en la convivencia familiar haya respeto y comunicación, y luego en su desarrollo en la escuela reciba orientaciones en valores para el servicio del bien común; si de estos escenarios de hogar y escuela se cumple un proceso de formación en cualidades humanas sinceras en palabras y en acciones, entonces podemos hablar de nueva gente, para una nueva República… Quiero hacer abstracción de tantas cosas que vemos en nuestra realidad actual, que contradicen el deber ser del hogar y de la escuela¸ y hago un ejercicio de buena fe, y tomo la bandera de la confianza de que el gobierno cualquiera sea asume el plan de país por encima de tantas cosas individuales, pequeñas y mezquinas, y entonces con voluntad política continua, trascendente y nacional, proyecta un plan de país por los tiempos venideros, y que la clase política se comprometa a continuar sin interrupciones de ningún tipo; cuando esto se dé en nuestras clases dirigentes, estaremos dando inicio a una auténtica visión de pertenencia y de querencia por nuestra tierra, porque andaremos mostrando comportamientos de nueva gente educada, de nueva gente instruida para el plan de nueva República, en donde cada sitio y cada momento lo construimos individuos en colectivos…
       Quiero creer que estas líneas pueden ser un campanazo de real posibilidad en la idea plasmada por Simón Rodríguez en 1825, a nueve años del bicentenario… Y a partir de esta fecha en los presentes momentos el gobierno y los gobiernos que han de sucederse en el plan de educación a las escuelas las dote de todos los requerimientos necesarios, incluidos alimentación escolar y seguridad en los planteles durante los 365 o 366 días del año, si fuere bisiesto como este 2016, a los docentes les asigna las condiciones dignas para llevar a cabalidad su labor, esto se traduce en vivienda propia, en salarios suficientes para cubrir las necesidades básicas más vacaciones y recreación, y que el binomio hogar y escuela se intercomunique, en códigos de reciprocidad y buen entendimiento; quiero creer en estas visiones de clases políticas dirigentes que por sobre todas las dificultades anteponen idea, conciencia y sentir de país, y eso es amar la patria, pensar la patria y crear y mantener sentimientos de patria... Solo así estamos en sintonía con Simón Rodríguez que ha vuelto a América, porque ahora en estos momentos se habla y se trabaja para nueva gente y por nueva gente para una nueva República…

 Adelfo Morillo