Color y calor de la ternura
Una de mis grandes alegrías ha sido la de
querer aprender, en mis años de primaria tuve la dicha de contar con maestras,
que me ofrecieron distintos conocimientos, luego en el liceo también conté con
profesores, que me siguieron abriendo el mundo inagotable de los diversos saberes
teóricos, y en el tiempo que pasé en aulas universitarias tuve la alegría de
contar con excelentes profesores, y fue así como entre el agradable clima
merideño pude indagar en los conocimientos del latín, griego antiguo, francés,
italiano, inglés, alemán y de nuestra lengua castellana, y a la par de ello
también seguí bebiendo en las fuentes de la literatura, y en cada día de mi
vida estoy aguzando mis sentidos en el infinito universo del conocimiento; me
gusta aprender y lo hago con énfasis y alegría, y paralelo a ello busco mejorar
y fortalecer mi comportamiento en el trato con las personas, y que mis visiones
de vida no se riñan con las de nadie…
Aprendo observando cada cosa, momento,
espacio y circunstancia, igual cuando miro una película, escuchando música,
mirando algún encuentro deportivo, también aprendo preguntando, conversando con
la gente, escuchando chistes, anécdotas, y tantas otros decires del calor y
color de la gente en los pueblos… Invierto bastante tiempo leyendo, indagando,
curioseando y descifrando orígenes y significados de palabras, y alguna
etimología llega a brindarme alegría y asombro…
En mi vida he estado con personas que con
alegría me han regalado invalorables conocimientos, y de ellas voy intentando
prodigar alegrías y saberes teóricos y prácticos… Creo que nacemos para buscar
aprendizajes, y asimismo nuestro último momento de vida debería estar signado
por irnos con la incesante búsqueda de querer aprender… Cuántas cosas
aprendemos de la lluvia, y de las fases de luna, y de la rutina del sol cada
día; en silencio cuánto nos dice la flor en máximo esplendor de belleza, y el
agua que fluye cuánta vida va esparciendo, y es porque junto a los
conocimientos librescos andan los mensajes silentes de las tantas y diversas
manifestaciones de la naturaleza, y démonos cuenta de que hasta la piedra nos
da conocimientos de dureza o blandura, de frialdad o calidez, de lisura o
rugosidad y también de color, entonces nuestra alegría por querer aprender
debiera ser de color y calor de la ternura…