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viernes, 14 de junio de 2013

Color y calor de la ternura


Color y calor de la ternura

     Una de mis grandes alegrías ha sido la de querer aprender, en mis años de primaria tuve la dicha de contar con maestras, que me ofrecieron distintos conocimientos, luego en el liceo también conté con profesores, que me siguieron abriendo el mundo inagotable de los diversos saberes teóricos, y en el tiempo que pasé en aulas universitarias tuve la alegría de contar con excelentes profesores, y fue así como entre el agradable clima merideño pude indagar en los conocimientos del latín, griego antiguo, francés, italiano, inglés, alemán y de nuestra lengua castellana, y a la par de ello también seguí bebiendo en las fuentes de la literatura, y en cada día de mi vida estoy aguzando mis sentidos en el infinito universo del conocimiento; me gusta aprender y lo hago con énfasis y alegría, y paralelo a ello busco mejorar y fortalecer mi comportamiento en el trato con las personas, y que mis visiones de vida no se riñan con las de nadie…
     Aprendo observando cada cosa, momento, espacio y circunstancia, igual cuando miro una película, escuchando música, mirando algún encuentro deportivo, también aprendo preguntando, conversando con la gente, escuchando chistes, anécdotas, y tantas otros decires del calor y color de la gente en los pueblos… Invierto bastante tiempo leyendo, indagando, curioseando y descifrando orígenes y significados de palabras, y alguna etimología llega a brindarme alegría y asombro…
     En mi vida he estado con personas que con alegría me han regalado invalorables conocimientos, y de ellas voy intentando prodigar alegrías y saberes teóricos y prácticos… Creo que nacemos para buscar aprendizajes, y asimismo nuestro último momento de vida debería estar signado por irnos con la incesante búsqueda de querer aprender… Cuántas cosas aprendemos de la lluvia, y de las fases de luna, y de la rutina del sol cada día; en silencio cuánto nos dice la flor en máximo esplendor de belleza, y el agua que fluye cuánta vida va esparciendo, y es porque junto a los conocimientos librescos andan los mensajes silentes de las tantas y diversas manifestaciones de la naturaleza, y démonos cuenta de que hasta la piedra nos da conocimientos de dureza o blandura, de frialdad o calidez, de lisura o rugosidad y también de color, entonces nuestra alegría por querer aprender debiera ser de color y calor de la ternura…