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martes, 25 de junio de 2013

Candelazos y percusiones de llano


Candelazos y percusiones de llano

     Aquí en Calabozo, como en todos los pueblos, en distintos sitios se reúne grupos de gente, en plazoletas, plazas, cafetines, restaurantes, y ahí escuchamos a la gente opinar y comentar, y aparecen cuentacuentos, y también escuchamos, anécdotas, ocurrencias, chistes y chismes; en esos corrillos se ventila cada cosa curiosa, secretos y decires de diversos tenores y colores… Yo me acerco con cautela y escucho, y algunas veces algo opino o comento, y me río con cada caso que me sorprende; y al aire libre colocan mesas y sillas y hacen parejas para jugar dominó, cartas y hasta ajedrez; yo observo y escucho todo tipo de expresiones y abundan las groseras, de pronto alguien llama la atención diciendo que moderen el vocabulario, y a veces consigue que otros lo secunden en la observación, pero como la brisa pasajera, al poco rato se olvidan y vuelven con las groserías, y si me preguntan qué opino de la manera de hablar de ellos y de la gente de pueblo, digo que cada persona tiene su particular manera de expresarse, y que así como habla el pueblo en general, eso le da esencia de vida espontánea, y que a mí el hecho de que la gente diga groserías, solo considero que para conversar y para comunicarnos no hace para nada decir groserías…
     En estos sitios abiertos presenciamos obras de teatro, procesiones, desfiles, conciertos, bautizos de libros, recitales, y hace años se hizo en el parque Rómulo Gallegos el evento de la Cantata Criolla, obra del Maestro calaboceño Antonio Estévez, en donde se le da música de orquesta a la leyenda Florentino y el Diablo del poeta barinés Alberto Arvelo Torrealba, y fue curioso porque La Porfía comienza con los versos:
                                           Noche de fiero chubasco
                                            por la enlutada llanura…”
     Y antes de que comenzara la interpretación de la obra, ya empezaba a oscurecer y parpadeaban los relámpagos y los truenos templaban los cueros, y todo se dio en singular suspenso, porque mientras escuchábamos la música y a los cantantes contrapunteadotes, seguíamos en vilo mirando a todos lados los seguidos amagos del chubasco, pero no llovió, solo fue candelazos y percusiones de llano…