Barcelona
Un crepitar de cardos y cujíes.
Duele el paisaje
en el costado
insomne del recuerdo:
calles caídas
en cruz sobre mi
pueblo
y polvorientos
árboles
erizados de
espinas bajo el cielo.
A un lado el
Neverí mueve entre guamos
su terrosa
tristeza y ya ni sueña
con las aguas azules de
su infancia.
Viejas colinas
bajo el sol cansadas
se tienden a lo
lejos,
y en la salina
tensa
la diminuta llama del salitre
hiere los pies
del aire
como un abrojo
blanco.
Ahora, al
recordarte,
me brilla el
corazón
y en claras ondas de luz
se van mis ojos
camino de la
infancia.
Carlos César Rodríguez