Mostrando entradas con la etiqueta Andanza por nuestro idioma 121. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Andanza por nuestro idioma 121. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de junio de 2014

Andanza por nuestro idioma 121



Andanza por nuestro idioma               121

     Del latín pensator, formamos pensador, pensadora; desde mis seis años de edad me di por pensar, pensaba qué sería, cuando fuera grande, pensaba en la familia que formaría, me miraba paseando, compartiendo y conviviendo de la mejor forma, imaginaba a mi mujer amorosa, y que yo la amaba junto a nuestros hijos, y así pensador he sido y soy cada día de vida, me di cuenta de que una sola cosa nos hace daño, cuando pensamos y nos dedicamos a tejer y tejer angustias por problemas que tenemos por resolver, me sucedió que me desvelaba, dormía pocas horas de tanto pensar angustias, y me dije que si algún problema no podemos resolverlo en ese momento, lo más saludable es no angustiarse pensando, repensando y devanarse los sesos, porque con eso nada se resuelve, cada problema tiene su solución en su debido momento, al día siguiente, una semana después o en el momento menos esperado, y me van a creer, porque seguro les ha pasado, hay problemas que se resuelven por sí solos, y otras veces conversando con un amigo o con alguien cercano esa persona nos da la respuesta a la situación problemática...
     Sin embargo, no quiero decir que todavía no me dejo atrapar por mis pensamientos, solo que cuando me veo en medio de ese hueco, reacciono y lo dejo a un lado, lo olvido, y me abro con alegría a cada momento que se me va presentando o que voy realizando en mi cotidianidad…
     A Auguste Rodin se le conoce sobre todo por su celebrada escultura Le pensateur, El pensador, yo me enteré de esa escultura en mis años de bachillerato y en mis estudios de Letras en Mérida, y recuerdo que una mañana estaba parado en La Hechicera mirando la sierra nevada, y me detuve a mirar acuciosamente, porque en un borde saliente de la montaña miré una forma muy parecida a El pensador de Rodin, así se lo comentaba a mis compañeros de estudio y casi a diario a María Carmen, mi amiga entrañable de nuestros hermosos tiempos cristalinos…