Andanza por nuestro idioma 102
En mis estudios de Letras cursé cinco
semestres de Griego Antiguo, cinco semestres de Latín, cuatro semestres de
Francés, tres semestres de Italiano, tres semestres de Inglés, dos semestres de
Alemán, y hasta aprobé un curso de Esperanto, el que espera, del latín sperare, esperar; Ludwik Zamenhof,
adoptó el pseudónimo Esperanto, médico polaco, creador del idioma Esperanto en
mil ochocientos ochenta y siete, con idea de que se convirtiera en lengua
mundial, su gramática es muy sencilla y el vocabulario se nutre de varios
idiomas, griego, latín, alemán, inglés, francés, italiano, castellano, entre
otros, y una amplia gama de obras han sido traducidas a este idioma artificial…
El profesor que nos dio Griego I, nos
invitó a su casa para ofrecernos una Noche
Ática, compartimos música, conversaciones, una de sus grabaciones radiales
acerca del mito de Aracne, mientras comíamos y bebíamos; el profesor de Latín I
algunas veces me invitó a almorzar, y un sábado fuimos con un estudiante de
Educación, amigo de él, hasta San Rafael de Mucuchíes, llegamos en la
tardecita, nos hospedamos en una casa de amigos del profesor, y en la mañana
del domingo salimos a caminar bajo el buen frío paramero; cuando íbamos a comenzar
clases de Pensamiento Clásico, el profesor Briceño Guerrero llegó el primer día
con nueve ejemplares en griego de Symposium,
El Banquete o Simposio, que los quitó prestado en la Biblioteca de la Facultad
de Humanidades, para que lo leyéramos y tradujéramos en clase, y un día nos
invitó a una reunión de noche en su casa, fuimos y compartimos parte de la
lectura de Symposium, hablamos,
escuchamos música, comimos y bebimos…
El grupo de nueve estudiantes
conformábamos la Especialidad de Lenguas y Literaturas Clásicas, fuimos
compañeros y amigos, y hasta mi último aliento agradezco a Dios, por tantos
buenos y lindos momentos, y de forma sin par por la dicha de haber conocido y tener
de amiga a María Carmen, Mariela, así la nombramos en amable hipocorístico…