Andanza por nuestro
idioma 84
En la calle es muy común encontrar algún
perro, de la voz perr, con que los
pastores arrean o azuzan a los perros y ovejas… Hoy me fui a hacer mi caminata
de setenta minutos en la tarde, y cuando había andado unos doscientos metros,
estaba un perro suelto en la acera, quiso acercárseme, pero me paré y con
fuerte voz hice que desistiera de acercárseme; más adelante me conseguí con
Aquino, nos emparejamos a caminar y cuando nos separamos, yo seguí solo mi
regreso, y frente al liceo Humboldt
venían dos perros, uno se agachó a orinar, abrió las patas traseras y orinó
sobre la acera, y el otro lamió los meados, después este hizo lo mismo, orinó y
el otro lamió los meados, yo no hice asco, solo miré y me sonreí sorprendido…
Hay situaciones que por imprevistas nos
sorprenden, seguí caminando y más adelante, iba una señora con un perro, lo
llevaba con una cadena, pero de pronto el perro dio un tirón y se soltó de la
mano de su dueña, y el condenado perro empezó a correr detrás de un hombre, y
la dueña le decía ¡Déjalo sin bolas..!,
y el hombre superó el récord de los cien metros planos, y saltó sobre una cerca
no muy alta de una casa, y jadeante miraba al perro, ahí la dueña llegó hasta
donde estaba el perro, y lo sujetó con más fuerza, y lo regañaba como si se
tratara de un ser racional, el perro bajó las orejas, entrecerró los ojos y se
echó en la acera, yo me acerqué a la señora, y le pregunté ¿Usted por qué le decía al perro que dejara a ese señor sin bolas..?, o ¿es que acaso
ese hombre es enemigo suyo?, y ella me dijo No, lo que pasa es que a este
perro lo mandé a capar, y a partir de ese momento lo empecé a llamar sin bolas,
ese es el nombre de él, pero cuando me di cuenta de que el señor creía que yo
le estaba dando esa orden al perro, dejé de llamarlo, y ya no sabía, si
sentarme a llorar o a reír…
Yo en esta tarde de perros tuve mis
miedos, pero después que la señora me contó acerca de la capada del perro, me
llegué hasta el carro, me vine manejando hasta la casa y todavía cada vez que
me acuerdo, no puedo aguantar la risa…