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domingo, 11 de mayo de 2014

Andanza por nuestro idioma 28



Andanza por nuestro idioma                 28

     Hoy es un día como los demás, pero diferente, y por tanto después de hacer el habitual recorrido, nos llegamos a nuestras casas, porque este domingo vamos a honrar aun más a la madre, palabra proveniente del latín mater; y queremos significar la memoria de María, madre de Jesucristo, bendiciendo a las madres que se entregan a los hijos como María Santísima, y rogamos a Dios, para que aquellas mujeres que han parido y no han dado a sus hijos atenciones de madre, todavía hoy y siempre tienen tiempo, para reencontrarse en amor por sus hijos…
     Mi madre que me trajo al mundo falleció, y mi mamá Catalina, abuela materna, que me dio crianza, cuidados, atenciones y cariños tampoco está en este mundo terrenal, por tal solo las tengo en mis mejores recuerdos, y como hay tantos niños y hombres y mujeres que ya no tienen madre, alzo este canto elegíaco por cada una de esas madres ausentes…
     Y a partir de estas letras elevo mi copa y brindo por las madres en amor de Dios, para que sus alientos prodiguen vida como las nubes, cuando se vuelven lluvias y lloviznas; celebro con el don del pan, por las madres con manos en ternuras, para abrigar al hijo sano y al hijo enfermo, a la hija primorosa y a la hija aquejada de males físicos o mentales; bailo junto a las madres con vestidos glamorosos y bellas en alma de músicas encantadas; canto con alegría por las madres curtidas en desvelos y largos amaneceres, cuando las chicharras dejan escuchar su oración monótona por los aguaceros; escribo a las madres que son una sola entrega perpetua, como Teresa de Calcuta, y como cada madre de amor; hoy regocijémonos por cada una de las madres que trabajan por la paz en su vecindario y por el mundo; a las madres auténticas en verdades y sonrisas, las veneramos cada día y en cada sitio con respeto y con sentir humano; y seguro que este mundo será cielo y reino de Dios, cuando cada madre terrenal piense, sienta, hable y actúe siempre en amor por sus hijos; y cuando los hombres seamos de buena voluntad en paz, armonía y amor, conviviendo con nuestras diferencias, gracias al respeto mutuo y a la comprensión…