Andanza por nuestro idioma 137
Cuando llegué a Mérida de estudiante universitario, tuve que ocuparme de
arreglar mi ropa, lo que me molestaba era lavarla, porque nunca lo había hecho,
yo cosía y planchaba, ya que desde los doce años había trabajado en una
sastrería en Calabozo; antes de graduarme comencé a dictar clases en el Colegio
Arzobispo Silva, y en primer año leía con los alumnos en Castellano y
Literatura, y una de las lecturas era Para
nacer he nacido, libro de memorias, vivencias, anécdotas, escrito en prosa
y en versos por el poeta chileno y mundial Pablo Neruda, y en el Cuaderno 7 Pablo Neruda habla…, encontramos esta nota
“Hace años, cuando vivíamos en Santiago, Matilde y yo nos sentábamos en
la noche a mirar la ciudad desde lo alto. Bajo nuestra casa, en una calle
vecina que se divisaba perpendicularmente desde arriba, siempre, como en un
rito, aparecían dos velas y una lavandera con su artesa…
A ella le dediqué estos versos:
ODA A UNA
LAVANDERA NOCTURNA
Desde
el jardín, en lo alto,
miré
la lavandera.
Era
de noche.
Lavaba, refregaba,
sacudía,
un
segundo sus manos
brillaban en la espuma,
luego
caían en la sombra…
Del latín lavare hemos formado
lavandero, lavandera, lavadero, lavadera, lavatorio…
Mi sobrina Bexy me trajo de regalo dos discos compactos con música del
cantor margariteño Francisco Mata y sus guaiqueríes, y les ofrendo parte de la
letra de la canción La lavandera
Tengo mi lavandera
que es
muy hermosa,
que es
muy hermosa,
que me
lava la ropa
con agua ‘e rosa,
con
agua ‘e rosa…
Tengo
mi lavandera
del
barrio mío, del barrio mío,
que me lava la ropa
con
agua ‘e río,
con
agua ‘e río…
Tengo
mi lavandera
que es
un tesoro,
que es
un tesoro,
que me
lava la ropa
con
agua de oro,
con
agua de oro…