Andanza por nuestro idioma 132
El filósofo francés René Descartes restringió la vida como algo propio
solo de los seres pensantes; y el Universo es la manifestación infinita de la
vida en expansión; los seres humanos sí poseemos el acto de pensar para bien o
para mal, pero con nosotros se mueve un mundo terrenal y extraterrenal, que
manifiesta signos de existencia; en nuestro planeta moran infinidades de seres
desde unicelulares hasta animales de grandes dimensiones sobre todo acuáticos y
terrestres, y el mundo de las plantas, y cuanta forma material o inmaterial, y de
esta como el viento y la luz…
El racionalismo coloca como centro de las especies al hombre; y los que
creen en Dios, invierten la idea de que el hombre es imagen y semejanza de
Dios, por la misma idea mítica de que Dios piensa y siente como el hombre…
La vida, del latín vita, es
una manifestación con infinitas formas, y nosotros los hombres y mujeres
deberíamos comprenderla en el día presente, y vivirla sin angustias futuras,
con la mayor sencillez posible, esto no es fácil, es muy difícil, significa dejar
para siempre la envidia, desterrar de nosotros el egoísmo, superar los
complejos, comprender la manera de ser diferente de los demás, y para decirlo
de una vez debemos vivir la vida en palabras, actitudes, acciones y reacciones
de amor, y el amor equivale siempre a manifestaciones de bondad, de tal forma
que cada cosa que no se identifique con el bien, es contrario al amor, y este
no odia, se alegra con los triunfos del prójimo, siempre comulga con la paz, y nunca
con la violencia…
La vida se rige por lo racional y lo sensorial, y si nos referimos solo
a nosotros los hombres y mujeres, cada vez que decidimos no caemos en
contradicciones, si somos justos en términos de bien, lo racional y lo
sensorial se juntan en un punto de equilibrio para decidir en justicia de amor
y bien…