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jueves, 25 de septiembre de 2014

Andanza por nuestro idioma 166



Andanza por nuestro idioma     166

Babel

     Noé en el arca sobrevive al diluvio con su familia y una pareja de cada especie de animales; después del diluvio, una vez que el arca se asienta en lugar firme, Noé deja salir los animales, y él y sus hijos con sus mujeres fijan hogar y empiezan a multiplicarse, y a esparcirse por distintos lugares; y una de esas ramas descendientes de Noé, partieron de oriente y se asentaron en una vega de Senaar; y para entonces había en la tierra solo una lengua con los mismos vocablos; y después de asentarse ahí se dijeron entre sí de hacer ladrillos cosidos al fuego, y con ellos se dieron a construir una ciudad y también una torre, que llegara hasta el cielo; pero Dios descendió y confundió su lengua, haciendo que cada quien hablara una lengua distinta, y los esparció desde aquel lugar por todas las tierras, y con esto dejaron de edificar la ciudad y la torre, y desde entonces se dio a esa torre el nombre de Babel o Confusión, porque en ese lugar y momento Dios confundió la lengua de las gentes, que se esparcieron por todas las regiones de la tierra…
     Babel, del hebreo Babel, ciudad de babilonia, y esta voz de baibel, confusión (de lenguas); en la conversación familiar damos el nombre de Babel al lugar en que hay desorden y confusión, o cuando hablan varias personas tan desordenadamente que no pueden entenderse; y lo anterior alude al pasaje biblíco de la torre de Babel…
     En los tiempos que vivimos, cuando tenemos radio, televisión, teléfonos fijos y móviles, internet y las distintas formas de redes sociales, en pocas palabras todas las tecnologías de la comunicación e información, y qué contrasentido, nos expresamos mal, escribimos mal, leemos muy poco, y hay tanta gente que emplea estos medios para la grosería en cada una de sus expresiones; pareciera que vivimos una real manera de Babel; confundimos las palabras, los significados, los comportamientos, las actitudes; Dios quiera y nos hallemos con el buen sentido del amor, que es comprensión, perdón de las ofensas y olvido a los malos momentos que nos hayan infringido, y arrepentimiento auténtico por nuestros errores, para no volver a incurrir en ellos…