Andanza por nuestro
idioma 5
Cuando dimos otro paso, miramos que en el
suelo estaba una baraja por el revés, le dimos vuelta y era un tres de bastos,
en castellano decimos baraja, carta o naipe, y el conjunto de barajas española
o francesa lo usamos para distintos juegos, con la baraja española jugamos
carga la burra, siete y medio, nueve y medio, robado o roba montón, caída y
mesa limpia, y truco, el juego de caída tiene varios cantos, ronda, rondín,
patria, vigía, registro; el juego de truco también tiene los cantos, flor y
reservada, envites, y las voces, truco, retruco, vale nueve, vale juego, quiero
o no quiero…
Barajar nos viene de la palabra portuguesa
baralhar, que significa mezclar las
cartas, los dados o el dominó, en el juego de barajas, cada vez le toca a uno
de los jugadores barajar las cartas, es el que baraja y otro pica la baraja, y
en el juego de dominó baraja el que está antes del jugador que le toca la
salida; en expresiones cotidianas de alguien que siempre se rehúsa a participar
o a colaborar, decimos que fulano o fulana se baraja para todo, y en el juego
de barajas o de dominó le decimos al que baraja que baraje bien, y cuando no
nos gusta la barajada o barajadura le decimos que vuelva a barajar, y algunas
veces el barajador o barajadora se molesta…
La letra de la canción Escríbeme la compuso Guillermo Castillo
Bustamante motivado por alguien en prisión, que deseaba con ansiedad la carta
de su mujer amada:
Son tus cartas mi esperanza,
mis
temores, mi alegría,
y aunque
sean tonterías,
escríbeme,
escríbeme.
Tu silencio
me acongoja,
me preocupa
y predispone
y aunque
sea con borrones,
escríbeme,
escríbeme.
Me hacen
más falta tus cartas
que la
misma vida mía,
lo mejor
moría sería,
si algún día me olvidaras.
Cuando llegan a mis manos,
su lectura
me conmueve
y aunque
sean malas nuevas,
escríbeme,
escríbeme.
Y Alberto Cortez escribió la letra de la
canción Carta a mi viejo, que al
comienzo y al final es para leerla con sentimiento de hijo dolido:
Cualquier día, a cualquier hora,
y en cualquier lugar,
querido viejo.
Perdona lo de
viejo antes que nada,
pero es que así
te siento más a mi lado.
Como al mejor de
todos mis camaradas,
te contaré las
cosas que me han pasado.
Trataré de
explicarte lo que he sentido
en todos estos
años que anduve lejos,
las cosas que
contigo no he compartido
y que hubiera
querido, querido viejo…
Y bien, aquí la
carta ya se termina,
pues la noche ha
dejado de ser doncella.
La llevará volando una
golondrina
hasta allí donde
vives, con las estrellas…