A la alegría y al amor en Dios
El canto sentido de hombres y mujeres nos
hace comprender cuánto puede consolar un abrazo en un momento de congoja,
soledad o dolor, otras veces puede ser una súplica, porque necesitamos de la
compañía sincera de amigos, y una canción nos hace expresar con más sentimiento
alguna despedida… Cuando alguien canta nos puede llevar a prometer eternos
instantes de adoración, y es porque las canciones nos llaman a la libertad sin
perjudicar la libertad de alguien más, cuando un hombre o mujer canta parece que hablara por nosotros y con su voz
nos permite afrontar los miedos y ofrendar nuestros buenos sentimientos… Cuando
alguien canta y entrega alma, corazón y vida nos hace comprender que el dinero
es importante, pero el sentir verdadero es el más firme tesoro después de la
vida y la salud… El canto sentido de hombres y mujeres nos hace disipar toda
angustia y el alma se nos llena de anhelos de mejores días y noches para toda
la humanidad, con una canción se nos va la ansiedad, y sabemos que la maldad
existe, pero confiamos en que el amor seguirá reinando en las palabras y en los
hechos de los seres humanos… David armonizaba música y cantaba para elogiar a
Dios, porque los cantos debieran ser para agradecer a Dios, y no tanto para
pedirle y hasta culparlo, cuando nos suceden cosas, donde no queremos aceptar
nuestras equivocaciones; y es porque cuando alguien canta con sentimiento las
cosas más pequeñas las llena de luz y ensoñación… Si yo fuera cantante le
cantaría a cada manifestación de vida, porque sé que todo nos viene de Dios, le
cantaría a las gardenias y a toda flor, cantaría con todas mis fuerzas al
tiempo, que en su caminar inexorable nos regala cada aliento de nuestra vida,
mas como no soy cantante, entonces le escribo a cada hombre y mujer que canta,
porque los sigo cuando le cantan a la tristeza y a la alegría, a los
desilusionados y a los enamorados, a la brisa que roza nuestras mejillas y a la
inmensidad del cielo y mar azul; porque por la voz de los cantantes sentimos
que lo que creíamos imposible, se nos torna posible, como si de un sueño se
tratara, y en las noches una canción la volvemos serenata bajo un claro de
luna… El canto sentido de hombres y mujeres nos permite darle gracias a la vida,
como si se tratara de un himno sin fin a la alegría y al amor en Dios…