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miércoles, 12 de junio de 2013

A la alegría y al amor en Dios


A la alegría y al amor en Dios

     El canto sentido de hombres y mujeres nos hace comprender cuánto puede consolar un abrazo en un momento de congoja, soledad o dolor, otras veces puede ser una súplica, porque necesitamos de la compañía sincera de amigos, y una canción nos hace expresar con más sentimiento alguna despedida… Cuando alguien canta nos puede llevar a prometer eternos instantes de adoración, y es porque las canciones nos llaman a la libertad sin perjudicar la libertad de alguien más, cuando un hombre o mujer canta  parece que hablara por nosotros y con su voz nos permite afrontar los miedos y ofrendar nuestros buenos sentimientos… Cuando alguien canta y entrega alma, corazón y vida nos hace comprender que el dinero es importante, pero el sentir verdadero es el más firme tesoro después de la vida y la salud… El canto sentido de hombres y mujeres nos hace disipar toda angustia y el alma se nos llena de anhelos de mejores días y noches para toda la humanidad, con una canción se nos va la ansiedad, y sabemos que la maldad existe, pero confiamos en que el amor seguirá reinando en las palabras y en los hechos de los seres humanos… David armonizaba música y cantaba para elogiar a Dios, porque los cantos debieran ser para agradecer a Dios, y no tanto para pedirle y hasta culparlo, cuando nos suceden cosas, donde no queremos aceptar nuestras equivocaciones; y es porque cuando alguien canta con sentimiento las cosas más pequeñas las llena de luz y ensoñación… Si yo fuera cantante le cantaría a cada manifestación de vida, porque sé que todo nos viene de Dios, le cantaría a las gardenias y a toda flor, cantaría con todas mis fuerzas al tiempo, que en su caminar inexorable nos regala cada aliento de nuestra vida, mas como no soy cantante, entonces le escribo a cada hombre y mujer que canta, porque los sigo cuando le cantan a la tristeza y a la alegría, a los desilusionados y a los enamorados, a la brisa que roza nuestras mejillas y a la inmensidad del cielo y mar azul; porque por la voz de los cantantes sentimos que lo que creíamos imposible, se nos torna posible, como si de un sueño se tratara, y en las noches una canción la volvemos serenata bajo un claro de luna… El canto sentido de hombres y mujeres nos permite darle gracias a la vida, como si se tratara de un himno sin fin a la alegría y al amor en Dios…