lunes, 7 de enero de 2013


Francisco Lazo Martí

     Francisco Lazo Martí: médico, periodista, político y poeta calaboceño, nace en Calabozo el 14 de marzo de 1869. Hace sus estudios de primaria, bachillerato, y los primeros años de Medicina en el Colegio de Primera Categoría en su ciudad natal, donde se gradúa en el año 1888, luego se va a Caracas, y en la Universidad Central de Venezuela obtiene el título de Médico en el año 1890. Lazo Martí tuvo significativa trascendencia en sus distintas labores por él desempeñadas, sin embargo se le conoce más por el estro poético, y es así como en su libro de poesías Crepusculares nos damos cuenta de que el poeta eligió este nombre para significar las horas del atardecer, cuando paulatinamente va anocheciendo, y esos momentos a él lo impregnan de pesares, de recuerdos, o de nostalgias. En sus versos acude a la reiteración como figura poética y a toda una sucesión de imágenes, tropos, símiles o metáforas, que describen a una naturaleza concreta, pero a la vez es la propia naturaleza interna de este poeta, que piensa, siente, disfruta y sufre, y entonces conjuga pensamiento y sentimiento, porque él los vuelve conjunción en su alma de ser consustanciado con el paisaje y con los seres con los que convive como hombre, médico, político, periodista y esencialmente como poeta. En Crepusculares podemos notar la antítesis, el contraste entre alegría y tristeza, porque así es la vida: una contraposición de fenómenos, de afectos, de pensamientos y sentimientos, y en cuanto al color en sus versos canta el azul de la poesía en el paisaje, en la naturaleza toda, en la infancia y en el amor; nos regala una serie de elementos genuinos para los sentidos y para las ideas, el poeta los conjuga de forma sencilla, los sentimos espontáneos, cristalinos en metáforas refulgentes de calor y color. El poeta nos transmite sus nostalgias de la Catedral nuestra frente a la plaza Bolívar, nos reanima con guaritoto y picapica en los muros que se abren o se desploman, son tantos recuerdos que producen contentos o pesares por los techos rojos de las viejas casas del pueblo de españoles, por el aprendizaje en el duro banco de la escuela amiga; también nos ofrenda el amor en pareja enamorada, en los padres y madres, en los hijos, en la familia y en la vida toda; nos canta el amor para los niños, jóvenes, hombres y mujeres de este mundo sediento de buenos afectos y cariños. Lazo Martí nos hace sentir que sin amor la vida carece de sabor, pero con la fuerza del amor todos nos cubrimos de certezas, sueños e ilusiones, no solo los niños y los poetas; en verso transparenta a los cocuyos en luz y virtud, en metáforas cristalinas; en su poética telúrica deja correr el amor sobre esta tierra larga y tendida, propicia para la bondad, para la luz y para el amor; en todo Crepusculares sentimos el desgarramiento interno del poeta, cuando se eleva con las aves, cuando se mece con el viento, cuando se encumbra con el amor o cuando sufre en el amor; la naturaleza no es ajena a Lazo Martí: cada elemento, cada manifestación es expresión de sus pensamientos y sentimientos, él ríe o llora con la lluvia, canta alegre con el azul del cielo, se deja llevar con el verde de la llanura, o navega con el claro río, porque su poesía es de contrastes, contradicciones o simetrías en Crepusculares, porque para él así es la vida de llano, de cielo y de amor.
     Lazo Martí en sus heptasílabos y endecasílabos de la Silva Criolla canta a la llanura, al caballo y a la copla, al río y al verso, a la tonada y al arreo de ganado, a las garzas y a los esteros, a la aurora y al rocío en las hojas del pasto en la sabana abierta. Silva Criolla es una flor al amor en el agua de los aljibes, a la rochela del ganado, y a los hombres y mujeres curtidos de sol, de barro, de chubascos y de afanes; también es un canto al cardumen de peces, a las ilusiones y a los sueños, es pentagrama del verso y encanto de la oración; con la anáfora de volver, de tornar comienza Lazo Martí la Silva Criolla, y con una invitación al llano, por sobre el mar y la montaña; en la cadencia de los versos nos brinda hermosa fotografía de la brisa, de la flora y fauna entre la luz del llano, nos encandila con el sol de espejismos en las lagunas y en la distancia, o nos derriba bajo un sol de tabardillos, ese sol que se vuelve fuego sobre los hombres y mujeres en medio del campo; Lazo Martí vivió, pensó, sintió, aprendió el llano y lo amó, y así nos lo ofrece entre consonancias,  asonancias o versos sueltos: “Florecer es amar…” con esta redonda metáfora encierra toda la naturaleza: las plantas en su floración, los animales en su reproducción, y la enamorada esencia de hombres y mujeres, es la metáfora que florece en la palabra, con esta flor de alma el poeta plasma el recio espíritu del estío, nos pinta nuestro llano vegetal que “entreteje la parásita en flor…”, es la “áurea guirnalda…” y el “blanco vellón…”, o es el fuego en la naturaleza animal del “nido comenzado…”
Estas poesías son una canción por la vida, una oración por el verso y una plegaria del poeta de la floración, de natura toda en Silva Criolla y en Crepusculares, estas poesías son una plegaria humilde como flor de bora, pero sentida como silencio de “madrugador lucero…” Son escalas de música y letra por nuestra llaneridad en faenas, coplas, leyendas, cuentos, refranes, consejas, dolores y amores. Silva Criolla y Crepusculares son oraciones insomnes en la poética de Lazo Martí…

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